CHIAPAS “La naturaleza en su máximo esplendor”
En el último periodo vacacional del extinto año 2017 tuve la oportunidad de viajar por carretera junto con mi familia a Chiapas, estado mágico y misterioso, con gran tradición cultural, gastronómica, folklórica, artesanal pero sobre todo con una amplia oferta de maravillas naturales que no podrás encontrar en ninguna otra parte del mundo.
Llegamos a la capital del estado: Tuxtla Gutiérrez por Veracruz, es un viaje de aproximadamente 9 h y media desde la CDM. Ahí se cuenta con todos los servicios y comodidades de una ciudad, existe una amplia variedad de hoteles que se ajustan a todos los bolsillos, y sin más preámbulo empezamos visitando ¡el cañón del sumidero!, que queda como a media hora de la capital en el municipio de Chiapa de Corzo. Cuando era niña mi abuelo solía contarme historias a cerca de las múltiples expediciones fallidas que se realizaron para explorar el cañón, de los exploradores que habían quedado locos o habían fallecido en el intento, ya que hasta la década de los 60´s era una zona inescrutable debido a la exuberante flora y la exótica fauna que se podían encontrar en éste lugar, yo por supuesto tenía unas ganas tremendas de conocerlo, estuve a punto de ir en una excursión cuando estaba estudiando la licenciatura, pero aun había brotes de violencia derivados del conflicto armado que había estallado unos años atrás en San Cristóbal de las Casas y no obtuve permiso para ir, en fin, la espera se prolongó por tan solo un par de décadas más (nada de qué preocuparse). Aun cuando tuve que aguardar tanto tiempo, valió completamente la pena, el cañón del sumidero es impresionante, majestuoso, impactante, no hay palabras suficientes para describirlo, uno se siente chiquito ante la imponente obra del creador, quien por supuesto se toma su tiempo para realizar sus maravillas, pues se calcula que el inicio de la falla geológica data de nada más y nada menos que ¡12 millones de años! sus muros se elevan hasta por 1,300 m y la profundidad del rio alcanza los 250 m, sin duda alguna cifras impresionantes pero nada comparado a ver su majestuosidad con tus propios ojos; hasta mi hijo adolescente que está inconforme siempre con todo, cambió su gesto adusto por una amplia sonrisa en cuanto nos internamos en el cañón, recorrimos el rio Grijalva en una lancha de motor por espacio de 1 h aproximadamente hasta que llegamos a la presa hidroeléctrica Manuel Moreno Torres, mejor conocida como Presa Chicoasén y emprendimos el regreso, pudimos observar una gran diversidad de plantas, aves, monos y hasta ¡cocodrilos! un pasajero le pregunto inocentemente al conductor: ¿si se llega a voltear la lancha, los cocodrilos no nos hacen nada verdad?, los demás pasajeros dejamos escapar una risa hilarante, más de nervios que de burla a decir verdad, pues en ese caso sospecho que los chalecos salvavidas no nos servirían de mucho. Por la carretera a Tuxtla se encuentran una serie de miradores, a los que se tienen derecho a ingresar por el mismo precio del viaje en lancha, (únicamente conservando la pulsera que dan como comprobante) también desde lo alto, se puede apreciar la belleza del cañón, que lo deja a uno sin aliento. Su importancia queda de manifiesto en el propio escudo del estado de Chiapas donde está retratado.
Al día siguiente fuimos al Chiflón y hubo un detalle que no quiero pasar por alto porque me pareció especialmente lindo; las tierras circunvecinas de este atractivo turístico son plantíos de caña, nos tocó ir en la época cercana a la cosecha y para entonces la planta luce en su parte más alta una especie de pluma blanca que se balanceaba graciosamente con el viento, haciendo parece como si los campos le estuvieran dando a uno un saludo de bienvenida. “El Chiflón” es una serie de cascadas escalonadas que alcanzan los 120 m, formadas por la caudalosa corriente del río San Vicente, cada una de las márgenes del rio es operada por diferentes grupos indígenas pero hay que tener cuidado a cual se quiere ingresar porque uno de ellos cuenta con un centro eco turístico donde se pueden alquilar cabañas y tiene toda clase de servicios y atracciones como tirolesa y restaurante, el otro es más sencillo.
El recorrido consta de una serie de escalinatas en ascenso a un costado del rio donde se pueden apreciar diferentes cascadas de diversos tamaños y nombres, la más grande (que incluso se alcanza a divisar desde la carretera) se denomina “Velo de Novia” y es sencillamente ¡espectacular!, se encuentra a unos 700 m del inicio del recorrido, cuesta creer que en el mundo exista tanto esplendor, la fuerza e impacto del agua al caer crea una fuerte brisa que te deja empapado y literalmente te impide respirar al acercarte a un punto específico al costado del mirador principal. El camino continua en ascenso por aproximadamente 800 m, pero es mucho más pesado, pues es a campo traviesa, ya sin escalinatas, para acceder a otros miradores y apreciar la cascada principal desde otros ángulos y también observar un par de cascadas más pequeñas pero igualmente hermosas, desde la cúspide (que en algún momento me pareció inalcanzable) te encuentras con una vista excelsa que domina todo el valle. Yo por supuesto me sentí muy orgullosa de mi misma por haber logrado alcanzar la cima, pues soy una persona nada, pero lo que se llama nada deportista. Debo confesar que mi inspiración fue la mamá de mi querida amiga Angie y pensaba a lo largo del recorrido, si la Sra. Angélica puede yo también. Aquello se convirtió en un desafió personal, cuestión de orgullo.
Al día siguiente visitamos las cascadas de agua azul, ¿qué puedo decir de este lugar? Al principio me causó una gran decepción pues se veían puestos de comida por donde quiera, una enorme cantidad de turistas bajando de autobuses, aquello era un relajo total que no pintaba nada bien; pero como dicen: “no se debe juzgar un libro por su portada” así pues avanzamos, una vez que atravesamos los puestos de fritangas y artesanías y llegamos hasta el rio y las cascadas principales, me quedé boquiabierta. En una palabra ¡fantástico! es quizás el sitio que más me gusto durante todo el viaje, como sacado de un cuento de hadas, mágico, sublime, fabuloso, el agua como su propio nombre lo indica es azul, pura, limpia, cristalina, impetuosa que invita a sumergirse (aunque este helada) un sitio absolutamente hermoso, tanto que decidimos quedarnos en las cabañas que alquilan las familias indígenas que manejan el lugar, quienes por cierto hay que reconocer que mantienen el lugar limpio, tarea que no debe ser fácil considerando la enorme cantidad de turistas que arriba todo el tiempo. Al otro día temprano recorrimos el rio hasta el manantial de donde nace acompañados por un guía local, ya que es una condición para permitirle a uno avanzar pues llega un punto en el que no hay puestos y el trayecto se torna solitario, a mí en lo personal fue lo que más me gustó la parte más apartada del bullicio de la gente, donde se aprecia mejor el canto de las aves y el ruido del propio rio en su carrera. Me encantó en verdad poder nadar y disfrutar de todo el esplendor que ofrece, una experiencia en verdad fabulosa.
También visitamos otra cascada cercana a Palenque llamada Misol-ha, es mucho más fácil arribar a este atractivo, no requiere recorrer grandes distancias en senderos escabrosos, en realidad está a unos cuantos metros de la entrada principal, se puede caminar por detrás de la cascada y entrar a una pequeña caverna obscura y tenebrosa donde solo nos alumbraba la luz de nuestros celulares, en el fondo hay una diminuta cascada, ahí pudimos nadar un poco en una poza pequeña pero profunda a la que pocos se aventuraban a meterse, fue escalofriante, pero muy emocionante. Después estuvimos nadando muy a gusto en la poza de la cascada principal, el agua realmente fría pero con la temperatura ambiente tan alta se agradecía, no mucha gente se mete porque la poza es muy profunda. También aquí hay un centro eco turístico, cabañas rústicas pero con baño y agua caliente donde alojarse y un restaurante donde verdaderamente tenían comida exquisita a precios muy accesibles. Para entonces ya estaba exhausta y no quise hacer senderismo porque aun quería visitar algunas zonas arqueológicas de las cuales les contaré en otra ocasión. Por lo pronto me despido instándoles a visitar nuestro hermoso país en especial Chiapas.