CONTROL
El control es el mecanismo de análisis que utilizamos para corroborar si los esfuerzos o actividades realizadas han brindado resultados satisfactorios de acuerdo a la previa planificación, y de no ser así poder instaurar medidas correctivas oportunas y eficientes que minimicen o eliminen las desviaciones generadas; todo con el objetivo de cumplir con las metas establecidas.
En el ámbito laboral podemos identificar claramente los mecanismos de control en: el reloj checador, los parámetros de productividad que debe cubrir un obrero, la revisión de la calidad de un producto y el establecimiento de medidas para incentivar el desempeño como premios de asistencia y puntualidad, bonos de productividad etc. encaminados a conseguir la meta específica en términos cuantitativos planificada con anterioridad que puede tratarse de un cierto volumen de producción o cumplir con una fecha de entrega determinada etc. No obstante aun cuando el control es una de las etapas del proceso administrativo y podría relacionarse de entrada a las organizaciones o empresas, en realidad lo ejercemos en forma cotidiana y común en prácticamente todas las etapas de nuestras vidas. Por ejemplo:
Durante el embarazo y el primer año de vida del bebé se realizan chequeos mensuales para verificar su correcto desarrollo. Eso es control.
Como amas de casa tenemos que ajustarnos a un presupuesto y si algún producto subió de precio exorbitantemente pues enfrentamos tal imprevisto corrigiendo el menú y buscando otro platillo para cocinar que no lleve ese ingrediente, de manera que el objetivo de que te alcance el gasto se cumpla. Eso es control.
En casa se establecen normas de convivencia armónica como asignación de quehaceres domésticos, horarios de llegada, permisos para ir a fiestas o eventos etc. ¿qué pasa cuando el hijo adolescente intenta infringir las reglas y desentenderse de sus deberes, pero si quiere ir a su evento y llegar a la hora que se le antoja? En ese caso es necesario establecer las medidas correctivas pertinentes, comúnmente llamadas castigos, pero es absolutamente necesario para cumplir con el objetivo de hacer de tu hijo una persona de bien, responsable y respetuoso de las reglas. Eso es control.
Debemos realizarnos estudios clínicos para determinar nuestro estado de salud periódicamente, en caso de existir algún resultado fuera del rango considerado como normal el médico determinará qué debe hacer el paciente para corregir esa alteración y evitar que su estado evolucione a una condición peor que lo lleve incluso a la muerte; de este modo la medida correctiva puede ir desde tomar vitaminas o algún complemento alimenticio, un antibiótico o antiviral hasta la programación de una cirugía mayor de emergencia o incluso quimioterapia dependiendo de la gravedad del resultado obtenido, todo con la meta de preservar la vida. Eso es control.
El control es bueno, necesario en prácticamente todas las área de la vida, es lo que nos separa del caos, lo que nos permite corregir el rumbo para llegar a lo que deseamos ser u obtener y debemos aprender a ejercerlo desde muy pequeños, una de las primeras cosas que debe aprender un bebé para librar a su madre de la nada grata tarea de cambiar pañales es el control de esfínteres; ¡oh que glorioso día es aquel que por fin aprenden a avisar cuando quieren orinar o excretar!, (quien haya pasado por la experiencia me dará la razón), el correcto o buen manejo de las emociones también es llamado control de sí mismo, incluso hay quienes deben ir a cursos para aprender a controlar la ira, también debemos aprender a controlar nuestros gastos para no convertirnos en compradores compulsivos, acumuladores, endeudarse escandalosamente o de plano estar quebrado y volviendo al tema de las emociones que decir de los exacerbados sentimientos que nos atacan ante una decepción amorosa, quien no consigue controlarlos puede llegar incluso al homicidio o al suicidio, ante la irremediable pérdida del ser amado, que nubla la razón y el juicio.
Es curioso que hoy en día la palabra control se haya desvirtuado o satanizado de tal forma que ahora sirva como calificativo negativo de una persona, en especial de las mujeres llamándolas: “controladoras” en un tono despectivo. La primera vez que alguien me dijo “es que tú eres una controladora” con un claro carácter de insulto, yo respondí: “Sí, lo soy, a mucha honra… y que”; para empezar mi formación profesional así me lo exigió y es imposible que no se apliquen los conocimientos adquiridos en la escuela durante la vida diaria.
Hace poco tuve una reunión con algunos ex compañeros de escuela en el que se tocó el tema de las mujeres controladoras y me encantó la respuesta que dio una de mis compañeras: “No existen mujeres controladores sino EMPODERADAS”.
Cabe mencionar que todos los extremos son dañinos, carecer por completo de control o ejercerlo en forma exageradamente (como en cualquier otra actividad), nos llevará a graves consecuencias en las relaciones interpersonales. De ahí los regímenes dictatoriales por ejemplo. Por eso “ni tanto que queme al santo ni poco que no lo alumbre” todo en su justa medida. Y si alguien les dice que son controladoras siéntanse muy orgullosas.